El I.FI.CO.SE.P. surgió en septiembre de 1991 durante un seminario sobre financiamiento de cooperativas, cuando el Dr. Constancio Beltramo destacó la falta de fondos para nuevos proyectos solidarios. Inspirado en un modelo estadounidense de cooperativas eléctricas, un grupo de dirigentes impulsó la creación de esta entidad, formalizándose el 2 de julio de 1992 en una asamblea de la Cooperativa de Almafuerte Ltda.
El Dr. Beltramo fue un líder del cooperativismo en Argentina, promoviendo cooperativas de servicios, trabajo y crédito. Su legado impactó instituciones cooperativas y la economía solidaria.
El Dr. Beltramo nació en Colonia Bigand, un paraje rural de la Provincia de Santa Fe, el 14 de noviembre de 1936, en el seno de una familia sencilla. Su padre, inmigrante proveniente del Piamonte italiano, había llegado a temprana edad a principios de siglo, como tantas familias europeas, con el propósito de transformar la tierra yerma y despoblada en lo que llegó a ser conocido como «el granero del mundo». Seres austeros y de profundas convicciones, con un marcado sentido de la justicia, amantes de la paz y la verdad, del trabajo y el progreso, criaron a sus dos hijos con estos sólidos valores.
Cursó sus estudios primarios con un maestro único de grados múltiples. En esos años, ya se destacaba como un estudiante desenvuelto, lector incansable y ávido de conocimientos.
Sus primeros contactos con el ideario cooperativo los asimiló en su propio hogar. A fines de la década del cuarenta, cuando tenía doce años, acompañaba a su padre, Antonio, a reuniones en las que los hombres de campo se reunían para escuchar al vibrante cooperativista Luis Balestra, oriundo de tierras cercanas, quien había abrazado los ideales de Juan B. Justo. Balestra les hablaba con el objetivo de crear conciencia agraria, jerarquizar y capacitar a los productores. Fue en esa época cuando los chacareros comenzaron a formar cooperativas tamberas para canalizar sus modestas producciones, lo que permitió, en poco tiempo, la creación de la entonces Fábrica de Manteca SANCOR, la organización cooperativa lechera más grande de América Latina. En sus propias palabras, este proceso reafirmó el concepto de que la estructura cooperativa resulta especialmente adecuada para unir con éxito la gestión de las empresas individuales y familiares, las cuales, no solo resisten, sino que también le disputan y ganan terreno a otras estructuras empresariales basadas en la apropiación del plusvalor del trabajo y del esfuerzo ajeno.
Debido a que en Aldao, su pueblo rural, no había escuela secundaria, la familia se trasladó a la ciudad de Rafaela para que él pudiera continuar sus estudios. Allí se graduó como perito mercantil en 1954 en la Escuela de Comercio.
El tambo paterno, aunque de pocos litros, era suficiente para solventar su traslado a Córdoba, donde comenzó a estudiar en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba (U.N.C.). A pesar de las limitaciones económicas de la época, sus objetivos claros le permitieron avanzar con determinación.
En septiembre de 1958, aún siendo estudiante de Ciencias Económicas, ingresó por concurso a la función pública en la Dirección de Estadística, Censos e Investigaciones, donde llegó a ser Jefe de Departamento.
Se graduó como contador el 20 de marzo de 1959, a la edad de 22 años, y se incorporó inmediatamente a un seminario para el doctorado. En paralelo, contrajo matrimonio con Marta, fue bendecido con el nacimiento de cuatro hijos y decidió quedarse en Córdoba. Su vida, desde entonces, se definió al servicio de la noble causa de difundir los principios y fines de la cooperación libre.
Recordaba con orgullo que un día, al salir del estudio del Dr. Luis Agüero Piñero, Profesor Titular de Sociedades Anónimas, Cooperativas y Seguros de la Facultad de Ciencias Económicas, cargado con una importante bibliografía sobre cooperativas, fue detenido frente al Ministerio de Economía, ubicado en ese entonces en la calle Rivera Indarte 55, por el Cr. José Francisco Calvo, quien por entonces era Subsecretario de Economía y Previsión Social. Calvo le comentó su idea de crear un organismo para promover el cooperativismo, pues creía que este sistema garantizaría la mayor competitividad en la formación de precios, dado que en ese año 1959 comenzaba a desregularse la economía, lo que implicaba el cierre de la Dirección de Comercio y Abastecimiento. Con una actitud positiva, a pesar de su juventud (pues no había cumplido aún los 23 años), fue nombrado Jefe del Departamento de Promoción y Fomento Cooperativo de la Provincia de Córdoba.
En ese cargo, instituyó el Registro Permanente de Cooperativas de la Provincia (Decreto 634/60), aún vigente, que permitió registrar la existencia de medio millar de cooperativas.
Ejerció dicho cargo durante 14 años, período en el cual consolidó el movimiento cooperativo de servicios públicos en Córdoba, y promovió la creación de numerosas cooperativas de trabajo a partir de empresas en quiebra, además de Cajas de Crédito, que posteriormente se convirtieron en Bancos Cooperativos. Al momento de su partida, el número de cooperativas en la provincia había alcanzado las 1.400.
Fue también responsable de la creación de la revista bimestral Informaciones Cooperativas de la Provincia de Córdoba, la primera publicación especializada en el tema en la provincia. Esta publicación, además, dio lugar a la creación de la biblioteca Rochdale en 1962, con un intercambio significativo con el exterior, convirtiéndose en un lugar de consulta obligado para estudiantes de derecho y ciencias económicas. La promoción de bibliotecas populares y cooperativas fue una de sus pasiones durante toda su vida.
En 1961, participó de la Primera Conferencia Nacional de Delegados de Reparticiones Públicas Cooperativas, y fue promotor de las Conferencias Nacionales de Política Cooperativa, eventos periódicos que reunían a todas las autoridades cooperativas del país.
El 22 de octubre de 1972, por Ley N° 19.219, se creó el INAC (Instituto Nacional de Acción Cooperativa), del cual formó parte integrando su directorio. Esta ley también estableció la creación de una Comisión Especial para reemplazar la Ley N° 11.388 de Sociedades Cooperativas, en la cual también participó, entre otros, el Dr. Dante Cracogna.
En 1973, tras dejar la función pública, inició su ejercicio profesional y fundó el Estudio Beltramo, una organización especializada en servicios de ciencias económicas con un enfoque en cooperativismo y mutualismo, que continúa siendo un legado en sus hijos.
Fue Secretario Coordinador de la Federación Argentina de Cooperativas de Electricidad y Otros Servicios Públicos Ltda. (FACE) en Córdoba durante 25 años, promoviendo la unión y sinergia de las entidades del sector. Además, fue miembro del Consejo Asesor Cooperativo y Mutual Ley 7734.
Contribuyó al progreso de los jóvenes en las aulas y fuera de ellas, siempre fiel al lema de la Universidad que lo formó: UT PORTET NOMEN MEUM CORAM GENTIBUS, que significa “llevar el nombre y los conocimientos universitarios ante todas las gentes”. Disfrutó de la docencia utilizando todos los medios a su alcance.
Fue profesor de Contabilidad (Sociedades, Bancos y Seguros) en el Instituto Sagrada Familia durante 25 años. En 1960, el Dr. Luis Agüero Piñero lo identificó como un alumno prometedor, lo que lo llevó a ingresar a la cátedra, donde fue Profesor Adjunto y luego Profesor Titular de la Cátedra de Sociedades Comerciales de la Universidad Nacional de Córdoba. También fue Jefe de Investigaciones del Instituto de Administración de Empresas y Director durante más de dos décadas.
Publicó varios manuales relacionados con cooperativas, como el Manual Elemental de Contabilidad para Cooperativas Agropecuarias (1969) y el Manual para Promotores Cooperativistas (1972).
En 1990, fundó el Instituto de Estudio Cooperativos y Mutuales (IESCOOM), una entidad sin fines de lucro, que publicó la CARTA DE IESCOOM, una publicación doctrinaria en la que volcó su vasta experiencia, interpretaciones y soluciones a problemas comunes de las organizaciones solidarias.
A lo largo de su vida, promovió la creación de diversas entidades de economía solidaria, como cooperativas de trabajo, servicios públicos, cooperativas de provisión, crédito y mutuales. Su carácter decidido y su visión de justicia distributiva fueron fundamentales en la creación de una sociedad más justa, en la que todos pudieran prosperar a través de su participación reflexiva en el desarrollo de organizaciones solidarias.